ALISON SARACENA :
ORDENADORES PARA LOS DESHEREDADOS DE LA INDIA
Tras la muerte de su ex marido a causa de una repentina
enfermedad, al que cuidó hasta los últimos momentos, Alison decidió que daría
un nuevo rumbo a su vida. A los cuarenta años de edad miró hacia atrás en el
tiempo y recordó los ideales que había perseguido de joven de compromiso social
y lucha por un mundo más justo. Entonces lo dejó todo en San Francisco, donde
trabajaba como diseñadora de interiores, para viajar a Calcuta y desempeñarse
como voluntaria en distintos proyectos para niños de la calle.
En la ciudad de Calcuta hay 2.011 barrios de chabolas registrados y 3.500 que son considerados ilegales. El promedio de habitantes por habitación es de 13,4 personas. El río Ganges recibe cada minuto 1,1 millones de litros de aguas residuales que en apenas un gramo de heces pueden contener hasta diez millones de virus y un millón de bacterias causantes de enfermedades como cólera, diarrea, fiebre tifoidea, disentería y tracoma. El 65% de quienes son ingresados en los hospitales en la India lo hacen por enfermedades relacionadas con el agua.
En una de estas iniciativas le pidieron que enseñara
mecanografía a los alumnos. Como no tenía máquina de escribir, utilizó su
ordenador portátil. “Al ver la facilidad con que los chicos aprendían a usar la
computadora, comprendí que sería sencillo enseñarles algunas nociones básicas
de informática. Y me dije ¿por qué no? ¿Porque son pobres?”, cuenta Alison.
En poco tiempo, pasó de dar clases de informática en
diversos hogares a crear su propia escuela, a la que puso el nombre de Uddami,
que en hindi quiere decir “superarse, progresar”. El encargado de diseñar el
programa de estudios fue Bryan, un informático del Silicon Valley que, seducido
por la iniciativa de Alison, también renunció a su vida en los Estados Unidos y
se mudó a Calcuta.
Es tal el éxito que tienen sus escuelas, tantos los niños de
origen humilde que han conseguido trabajo en empresas, que Alison se dedica a
recorrer la India dando conferencias, explicando el impacto que las nuevas
tecnologías pueden tener en la vida de la gente más humilde, ya que se trata de
una profesión nueva, que no está atada a la casta, y que resulta un vehículo
extraordinario para ascender socialmente.
Alison siempre comienza sus conferencias hablando de Krishna
Rao, un adolescente al que conoció cuando malvivía junto a su familia en las
calles de Calcuta. Narra a los asistentes a sus charlas cómo aquel joven fue
superando con tesón uno a uno los obstáculos que encontraba en el camino hasta
convertirse en lo que es hoy: un reconocido programador de ordenadores que
trabaja para una multinacional en Dubai. También les comenta que Krishna le ha
comprado una casa a su madre, y que dentro de unos años espera haber ahorrado
el dinero suficiente para regresar a la India, abrir su propia empresa de
informática, y poder brindar así a otros jóvenes la posibilidad de salir de la
pobreza.
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